jueves, 12 de agosto de 2010

12agosto2010

LA INTOLERANCIA

Una mujer cotilleaba con una amiga sobre un hombre al que apenas conocía. Aquella noche soñó que una mano gigante la señalaba, de inmediato la atrapo un turbador sentimiento de culpa. Al día siguiente se confesó, acudió a su anciano párroco, el padre Horruk. Se lo contó todo:
-¿Cotillear es pecado? le preguntó al párroco. ¿Era de Dios todopoderoso esa mano que me señalaba? ¿debo pedirle la absolución padre?, díganme ¿he hecho algo malo?.
-Sí, le contesto el padre Horruk. Sí, mujer ignorante y maliciosa. Has difamado a la ligera a tu prójimo, has osado jugar con su reputación y deberías estar avergonzada hija mía.
-Ella dijo que lo sentía y pidió la absolución.
-No tan rápido, dijo Horruk. Ve a casa ahora mismo, coge una almohada y sube al tejado, rájala con un cuchillo y entonces vuelve a verme.
Así q la mujer se fue a su casa, agarró una almohada, sacó un cuchillo del cajón, subió al tejado y acuchilló la almohada. Cuando hubo acabado volvió a ver al sacerdote.
-¿Destripaste la almohada con el cuchillo? le dijo.
-Si padre.
-¿Y cual fue el resultado?
-Plumas, dijo ella.
-Plumas, repitió él.
-Plumas por todas partes padre.
-Ahora, quiero que vuelvas y recojas hasta la última pluma que se ha llevado el viento.
-Pero, dijo ella, eso es imposible, no se a donde han ido, el viento se las llevo todas.

Y eso es lo que consigue el chismorreo.


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